A lo largo de los años, la población ha ido en aumento, y en pleno siglo XXI, donde la tecnología es la protagonista, cada vez son más las ciudades que están repletas de personas con smartphones, tablets, ordenadores, smartwatches, y toda la tecnología de última generación que se te ocurra.

En una sociedad donde las ciudades fueron construidas y diseñadas para un número mucho menor de población, cada vez es más necesario que la gestión de los recursos y necesidades de los ciudadanos se haga de una forma eficiente y cómoda para el ciudadano.

Esta tecnología denominada Smart City, o ciudad inteligente en español, busca optimizar al máximo los recursos disponibles y mejorar ante todo la calidad de vida del ciudadano. Pero, ¿cómo lo hace?

El proyecto apuesta por el aumento del uso de las energías renovables, pretende que a futuro un alto porcentaje del consumo energético humano, provenga de este estilo de energía. Esto engloba tanto el uso de coches eléctricos, como el de contadores inteligentes, que reducen el consumo de la luz cuando no sea estrictamente necesaria.

Un ejemplo de esta reducción, sería en las farolas de la calle, donde se reduciría el nivel de luminosidad, y con ello el consumo de energía eléctrica, en las carreteras donde no se detecta actividad de vehículos o personas.

Con la utilización de los coches eléctricos y el consumo de energías renovables, se reduciría también la emisión de gases nocivos a la atmósfera, que en la actualidad es bastante alto, lo que provoca que la esperanza de vida en el planeta -y con la del planeta, la nuestra- se esté viendo amenazada.

Siguiendo con la línea del medio ambiente, otro sistema que se espera aplicar con la tecnología Smart City, es la autogestión de los residuos, el reciclaje depende del ciudadano, quien es uno de los protagonistas para lograr una correcta evolución de esta tecnología, sin embargo, esta propuesta incluye una solución a que los contenedores de basura dejen de llenarse, haciendo que si la gente recicla, esta separación se haga efectiva y no se vea interrumpida por la imposibilidad de incluir todos los residuos sólidos en el contenedor.

Smart City, también propone soluciones para gestionar otros conceptos de la vida cotidiana del ciudadano como es la sanidad, el agua o el transporte. Se pretende aplicar esta tecnología, no solo en el estilo de vida del ciudadano, sino también en edificios (para mejorar la eficiencia del consumo de la luz y el agua, por ejemplo), en el trabajo, en la movilidad (automóviles, transporte urbano, aéreo, etc.) y en los servicios e información pública.

Como vemos, la tecnología Smart City no está destinada solo al ciudadano, sino que es un concepto que debe aplicarse a nivel global y particular en todos los aspectos de la vida ciudadana, es decir, también en ayuntamientos, empresas, transporte, etc.

Smart City, no es solo un futuro tecnológico que simplificará miles de gestiones y mejorará la eficacia y consumo energético, sino que también ayudará a la adaptación de los ciudadanos al futuro tecnológico que se avecina, donde el reciclaje, las energías renovables, la tecnología y la innovación serán las protagonistas.

Y aunque no sepamos seguro si algún día evolucionará tanto la tecnología, que finalmente existirán los coches voladores, si tenemos asegurado que las Smart City, formarán parte de nuestras vidas mucho antes de lo que imaginamos.

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